Quienes me conocen saben que en mi casa de España no tengo botiquín. Ni una aspirina. En el poco tiempo que paso en Villa Paquita en alguna ocasión me he hecho algún cortecito he tenido que pedirle una tirita a alguna vecina. Tengo la sospecha o la precaución de no «atraer» a las enfermedades evitando tener un completo arsenal de medicamentos de todo tipo, como tienen muchas familias en sus casas.
Siempre he tratado de estar lejos de los que considero que son enemigos de la salud:
-adicciones (alcohol en exceso, tabaco, drogas…)
-ni café ni estimulantes de ningún tipo
-malos hábitos alimenticios y excesos
-medicación
-tener siempre una actitud positiva
He tratado de hacer deporte siempre, sobre todo atletismo, algo que beneficia muchísimo a mi espalda, castigada desde niño y adolescente con trabajos muy duros. También caminar me ha venido siempre muy bien. Hubo varios años que me movía en bicicleta y era algo estupendo.
Mi madre me enseñó que cuando una persona tiene un dolor de cabeza, lo primero que tiene que hacer es tomarse en buen vaso de agua, luego comer algo y luego descansar. En un porcentaje muy alto de los casos, sin tomar nada nos habremos curado. Yo suelo cambiar el último elemento que recomienda mi madre, ese «descansar» por hacer algo de relajación.
Si tuviera un no-botiquín de elementos curativos -no medicamentos- contendría cosas que uso de forma habitual como remedio preventivo para muchos males:
-habría por supuesto miel, a poder ser artesanal, de apicultores de confianza. En mi caso de Teresa y Serafín.
-zumos de fruta: si pueden ser hechos directamente, si no, de alguna marca buena y la última opción en Nueva York suele ser hechos a partir de fruta congelada (cuando no es temporada).
-para la diarrea: hay dos soluciones que me encantan: una es el membrillo y otra los croutons (unos trozos de pan tostado con especias que se usa para las sopas. Regula muy bien y en internet hay muchos tutoriales que enseñan a hacerlos).
-para justo el problema contrario: todo el mundo sabe que las ciruelas (o las ciruelas pasas) van muy bien.
-infusiones para muchas cosas buenas: para mejorar la digestión, tranquilizarnos, motivarnos… Son una delicia.
-sal de mar: se puede usar para cosas tan dispares con una llaga en la boca o si salen callos en las manos o pies.
-aceite de oliva: este oro líquido es infalible para un resfriado o gripe (una copita pequeña) y para cocinar
-el vino regula muy bien y tiene muchas propiedades sin abusar (una copa al día)
-vinos y licores variados (para cocinar son extraordinarios)
-licores -sobre todo cognac- para un buen carajillo (ideales para superar un buen resfriado)
-especias variadas (para cocinar y para soluciones variadas)
-vahos de eucalipto (para volver a respirar)
-plantas, flores, naturaleza, mascotas… todo en casa ayuda a tener una vida más agradable y por tanto, sana.
-el aire libre: si aprovechamos cada momento, por breve que sea para acercarnos a un parque o bosque y disfrutarlo nos estaremos insuflando vida. (Esto no entra en un botiquín normal, pero es igual de sano 🙂
-el agua si puede ser de una fuente del campo; si no, de alguna embotelladora que no haya sido comprada por una multinacional. Lo ideal sería el agua del grifo, pero a mí no siempre me sienta bien.
-cocina creativa, para el disfrute, variada, global, de productos locales mejor y si puede ser sin transgénicos ni químicos.
Termino con algo que ya mencioné antes y sirve para combatir dolores, arrugas, etc: la actitud positiva. Y pongo un ejemplo claro: si mañana madrugo a las 6 y ahora son las 2, si soy capaz de «engañar» a mi mente sin darme la paliza a mí mismo diciéndome aquello de «solo he dormido cuatro horas…» me levantaré con la misma actitud que si hubiera dormido 8 horas o más. Si se practica habitualmente, nuestra mente puede superar y controlar el poder de la falta de sueño y muchos otros inconvenientes de la vida moderna.
Estos son algunos de mis trucos. Hay muchos más. Puedes compartir los tuyos en los comentarios…
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