Construir alternativas después del fin del sistema

Y dime, ¿qué vas a hacer

con tanto escombro derramado?

De esta manera terminaba uno de los poemas de mi poemario «Una pareja de tapas duras», que salió a la luz el año 99. El poeta preguntaba a su ex-amada sobre el futuro tras el derrumbe de la pareja. ¿Qué tendrá que ver la poesía con el sistema y las alternativas que necesitaremos? Creo que mucha, porque la pregunta es la misma. Nos estamos entregando en cuerpo y alma a parar las excavadoras, mojar las mechas de los explosivos que van a demoler el sistema y reivindicar nuestros cada vez más escasos derechos. Todo ello es necesario y no vamos a dejar de hacerlo, pero no podemos quedarnos en esos esfuerzos que son como escupir al viento, porque, después, nos podemos encontrar sin nada y sin haber siquiera sembrado alternativas que poder cosechar algún día.

Pasarán los años y nos encontraremos con esa pantomima que muchos llaman «democracia», con sus miles de personas que viven muy bien a la sombra de esa sombra terrible que es el poder y también habrá otros muchos miles más sufriendo y pagando los platos rotos. Toda esa indigencia, tanto dolor es evitable, si la gente comienza a organizarse ahora, no cuando nos haga falta a cada cual.

Tras el sistema, habrá que construir una sociedad en red, de personas afines, en redes tanto virtuales como presenciales. Y aquí, en las redes virtuales, no bastará con tener 50 personas en el Facebook que nos apoyen cuando estemos desanimados y a quienes corresponder con palabras. Tendremos que tener cada persona toda clase de herramientas y miles de personas que se enraicen bien en nuestra visión del mundo. No nos servirán quienes nos ponen palos en las ruedas y sí quienes saben enriquecernos, aportar, saber distribuir lo mejor que seamos capaces de producir en forma de ideas, conocimientos, contenidos, proyectos. Será necesario aprender y enseñar a las personas de nuestra red y que nos lean a utilizar las redes, a generar contenidos, posicionarlos, encontrar y difundir la información. Se trata sobre todo de saber compartir, ser útiles, encontrar necesidades y también a quienes puedan necesitarlas.

En lo relativo al «mundo real», nos vendrá bien tener también redes de apoyo mutuo, en distintos lugares, que nos hagan la vida más fácil y a quienes entregarnos continuamente. No me gusta la visión interesada que muchas personas tienen del trueque, que consiste para ellos/as en un intercambio de objetos o servicios. Yo creo más en dar a quienes lo merecen y eso que hemos dado, tarde o temprano, ya volverá. Esperar de quienes hemos ayudado a veces es una forma de hacernos mala sangre, lo mejor es habituarnos a la generosidad como forma de vida. Muchas personas no valorarán y puede que hasta se aprovechen o burlen de nuestra ayuda, no pasa nada, bastante tienen esas personas. Si siempre actúan así, sólo conseguirán que su forma de pensar juegue en su contra con el tiempo.

Llegará un punto en que nuestras redes se habrán afinado como un conjunto de pianos que, en manos expertas, tocarán música maravillosamente, como aquel «Rapsody in blue» que tocaron al unísono más de 100 pianistas en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles del año 84 🙂 Ese momento será lo más parecido a la felicidad, porque habremos sabido construir otro mundo, mucho mejor que este que nos somete y nos castiga por ser víctima de personas implacables, los poderosos, que, si no aprendemos a darles la espalda como a fantasmas, siempre van a estar ahí…

Muchas son las cosas que deberíamos replantearnos: otras formas de vivir, de trabajar, de consumir -o mejor, de desconsumir-, de alimentarnos, vestirnos, relacionarnos con la naturaleza, contaminar menos, de educar y educarnos, de innovar, crear y pensar. Ese mundo nuevo será tan nuevo que hay que partir de cero para crearlo. Nuestro entorno no siempre sabrá reaccionar ni comprendernos. Para muchos de nosotros, será lo de siempre, estamos acostumbrados y no hay problema (somos artistas, poetas, innovadores, personas creativas, viajeros/as…) y el mundo que vamos a construir tendrá sitio para todos/as y quienes deseen formar parte de él… 🙂

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